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Tuesday, November 25, 2008

Piratas!

Llego tarde. Lo siento, soy así. Es algo que no me gusta e intento cambiar, pero hay veces que no puedo. Soy una de esas personas genéticamente programadas para llegar tarde. Y además tuve la desgracia de no nacer alemán. Mis amigos ya están acostumbrados a ello y se resignan. Saben que probablemente les toque esperar un poco. Por ello solemos quedar normalmente en bares, donde el frío no ataca mucho y los peligros son, por el contrario, calentarse demasiado.

No obstante, llegar tarde hace que me pierda cosas a veces. Llegar tarde a la blogosfera ha hecho que me pierda, entre otras cosas, la campaña presidencial estadounidense -no obstante, si se la perdieron, aquí hay un buen resumen en dos minutos- o el que algunos han dado en llamar el crack del 2008 mucho antes de que pasara. Pero aun llego a sus efectos y a sus coletazos finales. Va a ser un mar muy revuelto el de los próximos meses. Y hablando de aguas revueltas, llego también en plena actividad pirata.

No me refiero a la subida de ventas ilegales de películas o discos debido a la conjunción de navidades y crisis. Hablo de verdaderos piratas, aunque en el siglo XXI y sin ron de por medio -a éstos lo que les va es un alucinógeno llamado qat. Ataques a embarcaciones en mar abierto, con el fin de sacar beneficios económicos al asalto.



No es la primera vez que ocurre. La piratería es tan casi antigua como la navegación. Y de hecho, estos piratas modernos no se diferencian mucho de los antiguos piratas de Barbería. Desde hace tiempo los buques que surcan las aguas del sudeste asiático o el estrecho de Ormuz tratan de protegerse de estos ataques. Sin embargo, una conjunción de desgobierno en Somalia y dificultades económicas han hecho que el boom de la piratería se dispare en los últimos dos años.

Según Jon Henley en un artículo de The Guardian del 19 de noviembre, en 2007 hubo 264 ataques piratas con éxito. Al final de agosto de este año, la cifra iba ya por los 199. Pero lo mas impactante es el dónde. Antes la mayoría de estos asaltos se producían en el Mar de la China y el estrecho de Malaca, hoy lo hacen en las costas africanas. Aquí se ha pasado de 30 ataques en 2006 a 60 en 2007 y van ya cerca de un centenar en lo que llevamos de 2008. La mitad del total.

Además hay una diferencia significativa. Mientras que en Asia son asaltos rápidos -normalmente los piratas se contentan con robar a bordo y se van- en África se estilan mas los secuestros a mano armada. Y muy armada. Desde armas automáticas a lanzagranadas. Y cuando hablamos de secuestro hablamos de secuestrar todo. Barco y tripulación, por los que luego se piden rescates millonarios.

De momento, llevan recaudados más de 30 millones de dólares de esta manera. Los piratas africanos operan desde pequeñas lanchas rápidas, lanzadas desde barcos nodriza, y poseen buenos contactos que les proveen de las rutas de sus presas. No obstante, aunque un barco sea tan grande como tres campos de fútbol, el mar es un sitio muy grande donde buscar.

La captura de un carguero lleno de carros de combate y el reciente secuestro de un superpetrolero -ambos en aguas keniatas, muy alejados de Somalia y que dan una idea de la voracidad que están alcanzando los ataques- han hecho saltar todas las alarmas. Sobre todo por el segundo. Sus bodegas, repletas de crudo con un valor cercano a los 100 millones de dólares, hicieron que se disparara la cotización del barril en un dolar ese mismo día, aunque luego volviera a bajar.

Ello junto a otros secuestros anteriores -un velero de lujo francés o varios pesqueros europeos entre ellos- han hecho que una pequeña flota de la OTAN patrulle la zona. Incluso ha habido ya enfrentamientos, como el de hace dos semanas, que acabó con el hundimiento de un supuesto barco nodriza -que al final terminó siendo un pesquero secuestrado- por parte de una fragata india o el que tuvo lugar con la Royal Navy britanica. Por si fuera poco, incluso se ha especulado con la posibilidad de que islamistas somalíes y piratas hayan comenzado a operar conjuntamente.

Ante este panorama, varias navieras ya han anunciado su interés en contratar mercenarios que las protejan. No es para menos. El trafico pirata del cuerno de África esta obligando a muchas compañías a tomar rutas alternativas. Y la alternativa al canal de Suez es cara. Pasa por el Cabo de Buena Esperanza, en Sudáfrica, significa incrementar el viaje en varias semanas y por tanto, incrementa el precio final de los productos -incremento de factura que acabaran pagando los consumidores europeos, que es el destino final de muchos de estos barcos. Eso por no hablar de la subida en las pólizas de seguro.

¿Y que dice Blackwater, la compañía de mercenarios que lleva varios años repartiendo balas por el mundo, a ese interés de las navieras? Pues responde con un sonoro Aaaaarrrr! La compañía de Carolina del Norte ha anunciado que enviara al McArthur, el primero de varios barcos, a la zona en breve. Piratas contra mercenarios, digno de un guión de Hollywood. Es de esperar que, en una región sin ley como el mar -o la costa de Puntland, en Somalia, que lo mismo da- tanto unos como otros se vayan a sentir como en casa.



Mientras tanto, en Somalia la situación es muy distinta a como era antes. En Eyl, refugio de los piratas, los nuevos ricos abundan, sobre todo en los días de cobro de rescates. Esos días llueven los dólares -literalmente, ya que muchos rescates se pagan lanzando sacos de dinero desde helicópteros- y las propinas. Según los propios somalíes, incluso las mujeres prefieren casarse con un pirata, ya que estos disponen de más recursos. O sencillamente recursos. Y es que pagar una dote no es barato. Además, siguiendo el viejo código de honor de los piratas -¿o era el de los bandoleros?- no se pelean entre ellos y se reparten equitativamente el botín. Salvo el que le toca ir a recoger el rescate, que suele ser el más anciano del grupo y recibe mayor paga por la peligrosidad de la operación.

No es de extrañar que con este panorama muchos jóvenes estén dejando los estudios para buscar trabajo en un barco. En un país cuya esperanza de vida se sitúa en los 46 años, el sueldo medio en los 600 dólares anuales y está inmerso en una guerra intestina desde hace décadas ¿quién no se apuntaría a una forma fácil y no muy peligrosa de conseguir dinero? Ni Jack Sparrow lo habría tenido mejor para conseguir tripulación.

Para terminar, y siguiendo en alta mar, una curiosa anécdota. La marina australiana estará cerrada por Navidades. Una curiosa forma de vacaciones para un ejército moderno que ha hecho que más de uno -sobre todo en Estados Unidos- ponga el grito en el cielo. Especialmente en un momento en el que otras armadas potencialmente peligrosas de la zona, como la china, se renuevan. ¿Para qué quieren los chinos un barco hospital, para ayudar en casos de desastres naturales -el tsunami de hace dos años les dejó con el culo al aire, sin poder colaborar- o para apoyar operaciones de despliegue terrestre?




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¿Tienes miedo? Esto funciona así. Primero haces aquello que te infunde temor y es luego cuando te entra el valor.


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