Foto: Xinhua |
China anunció este sábado que había completado con éxito las
pruebas de despegue y aterrizaje en mar abierto del Liaoning, su nuevo
portaaviones.
No ha sido un camino de rosas pero por fin, Beijing está
tras la estela de convertirse no sólo en una potencia económica sino también
militar. Aunque lejos del poderío militar estadounidense, el país comienza a
dar forma a una característica de todas las superpotencias a través de la
Historia: la capacidad de proyección de fuerza.
El anuncio viene además justo un día después de que
Filipinas, Vietnam y Taiwán protestaran por el diseño de los nuevos pasaportes
chinos. Los documentos muestran un mapa que incluye varias islas en disputa
como pertenecientes a China.
Con el Liaoning finalmente lanzando aviones, China entra el
selecto club de naciones con un barco capaz de operar con aeronaves de ala
fija. Aunque el camino ha sido largo, costoso y el final no parece estar cerca.
El logro llega casi quince años después de la compra y
reacondicionamiento del Liaoning -antes conocido como el soviético Varyar. Para
poder entrenar a los futuros pilotos mientras lo ponían en orden de nuevo,
China tuvo que construir una réplica de la cubierta de vuelo en tierra firme.
Las pruebas en este doble del portaaviones comenzaron hace dos años.
Y sin embargo, la mayoría de analistas coincide en pensar
que el avance no supondrá un cambio en el equilibrio de poder en la región. La
parte más importante del barco, sus aviones, está compuesta de J-15 -una
versión mejorada del ruso Su-33 de los años 80.
Foto: Xinhua |
La flota de J-15 es aun demasiado nueva, desentrenada y
pequeña. Tampoco ayuda que al carecer de catapultas, el Liaoning fuerza a sus
aviones a despegar con la mínima carga de combustible y armas.
De hecho, la principal misión de la nueva nave no va a ser
proyección de fuerza -como suele ser en estos casos- sino entrenamiento. El
Liaoning le servirá a Beijing como plataforma para probar y perfeccionar
futuros avances de la armada china. Es sólo un paso adelante en la dirección
que planea China.
A ese respecto hay signos de sobre que muestran que China
anda pensando en algo para el futuro. Como crear un grupo de combate alrededor
de un futuro portaaviones. Beijing ha invertido miles de millones de dólares en
los últimos años desarrollando un nuevo submarino nuclear y un destructor
similar a las fragatas F-100 españolas.
Y para entrenar a las tripulaciones en operaciones de mar
abierto, por primera vez en siglos la armada china se está aventurando en misiones
lejos de sus costas. Así lo demuestran la implicación en patrullasanti-piratería en Somalia, el rescate de ciudadanos chinos en Lybia o las
proyecciones del llamado ‘poder blando’ en Latinoamérica con sus
buques-hospital.
La ambición china no se queda en los buques. China es la
única nación junto con Estados Unidos que actualmente desarrolla, no uno, sino
dos aviones de quinta generación con tecnología furtiva: el J-20 y el J-31.
Éste último, comparable en tamaño y características al
problemático F-35 americano, muestra además características propias de un aviónembarcado, como la doble rueda del tren de aterrizaje delantero. Quizá un signo
de que Beijing piensa seriamente abordar la creación de un portaaviones mayor a
medio-largo plazo.
Por ahora, sin embargo, la principal baza del Liaoning ha
sido publicitaria. No se trata de las capacidades del buque, sino de un asunto
de orgullo nacional comparable al programa espacial. De hecho, los pilotos
involucrados en las pruebas de vuelo se han convertido instantáneamente en
celebridades y la prensa estatal ha dicho que su proeza es “aun más difícil”que la de un astronauta.
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