El cumpleaños de Jehad es el 30 de Noviembre. Como palestino viviendo
en Reino Unido, el reconocimiento de su país por Naciones Unidas como un estado
-y su ampliación a estatus de observador- le llegó desde Nueva York justo a
tiempo de celebrar ambas cosas juntas.
En su nuevo país, mientras tanto, sus compatriotas salían a las calles
de Gaza y Cisjordania para festejar la gesta. Y es que éste es un gran paso
adelante en las aspiraciones palestinas de crear una solución basada en dos
estados y una mejora de su situación a nivel internacional.
Foto: AP/Seth Wenig
Pero las mejoras siempre están limitadas por el original. Si éste no da
mucho de sí, la mejora tampoco va a hacer milagros. Y ésta no es una excepción.
El cambio de estatus es una pequeña victoria pero las ventajas para los
palestinos tardarán en llegar y puede que no satisfagan a todo el mundo.
Cuando los palestinos se despertaron de la resaca de la ONU, los
colonos judíos seguían construyendo asentamientos, los controles de carretera
no se habían movido, el muro seguía presente y los efectos del bloqueo en Gaza seguían
percibiéndose. Incluso el asiento de los palestinos en la ONU seguirá donde
estaba desde 1974, justo al lado del de la Santa Sede.
Los beneficios son más diplomáticos que reales y tardarán en
materializarse. De momento la Autoridad Palestina ha conseguido más peso en sus
negociaciones con Israel.
Uno de los beneficios más comentados es que ahora Palestina puede pedir
entrar en la Corte Penal Internacional y llevar a juicio a dirigentes israelíes. Pero
incluso esto tiene un doble filo pues también permitiría a Israel llevar a dirigentes de Hamás a juicio por sus ataques sobre civiles.
Es más, los palestinos no necesitan recurrir a La Haya para juzgar a israelíes.
Varios procesos abiertos en Reino Unido y España han demostrado ser efectivos,
al menos, restringiendo la libertad de viajar de políticos y altos mandos israelíes.
El principal efecto que ha tenido es propagandístico. Fatah es el
ganador y lo necesitaban. Tras la última ofensiva en Gaza, Hamás ha logrado
subir en popularidad y Fatah necesitaba un poco de crédito. Como el periodista
vasco Mikel Ayestarán comentó desde Ramala, en la calle se veían “más banderasamarillas (Fatah) que de Palestina”.
Foto: Anna Day/Instagram
Por el lado contrario, la votación demuestra lo aislado que se encuentra
Israel. 138 países votaron a favor, 41 se abstuvieron y sólo 9 en contra. De
éstos, cuatro son micro-estados de islas del Pacífico, uno europeo (República
Checa), un centroamericano (Panamá) y los otros, habituales socios de Israel
(Estados Unidos, Canadá) y el propio Israel.
Por su parte, Europa votó dividida. Incapaz de acordar una posición
común, Alemania, Holanda y Reino Unido se abstuvieron mientras que España,
Francia o Italia votaron a favor. Quizá es eso lo que más duela en Israel,
darse cuenta de que han “perdido Europa”.
Sin embargo, sólo hay un país cuyo cambio de opinión puede hacer algo y
según parece, Estados Unidos es y seguirá siendo un poderoso aliado de Israel.
China anunció este sábado que había completado con éxito las
pruebas de despegue y aterrizaje en mar abierto del Liaoning, su nuevo
portaaviones.
No ha sido un camino de rosas pero por fin, Beijing está
tras la estela de convertirse no sólo en una potencia económica sino también
militar. Aunque lejos del poderío militar estadounidense, el país comienza a
dar forma a una característica de todas las superpotencias a través de la
Historia: la capacidad de proyección de fuerza.
El anuncio viene además justo un día después de que
Filipinas, Vietnam y Taiwán protestaran por el diseño de los nuevos pasaportes
chinos. Los documentos muestran un mapa que incluye varias islas en disputa
como pertenecientes a China.
Con el Liaoning finalmente lanzando aviones, China entra el
selecto club de naciones con un barco capaz de operar con aeronaves de ala
fija. Aunque el camino ha sido largo, costoso y el final no parece estar cerca.
El logro llega casi quince años después de la compra y
reacondicionamiento del Liaoning -antes conocido como el soviético Varyar. Para
poder entrenar a los futuros pilotos mientras lo ponían en orden de nuevo,
China tuvo que construir una réplica de la cubierta de vuelo en tierra firme.
Las pruebas en este doble del portaaviones comenzaron hace dos años.
Y sin embargo, la mayoría de analistas coincide en pensar
que el avance no supondrá un cambio en el equilibrio de poder en la región. La
parte más importante del barco, sus aviones, está compuesta de J-15 -una
versión mejorada del ruso Su-33 de los años 80.
Foto: Xinhua
La flota de J-15 es aun demasiado nueva, desentrenada y
pequeña. Tampoco ayuda que al carecer de catapultas, el Liaoning fuerza a sus
aviones a despegar con la mínima carga de combustible y armas.
De hecho, la principal misión de la nueva nave no va a ser
proyección de fuerza -como suele ser en estos casos- sino entrenamiento. El
Liaoning le servirá a Beijing como plataforma para probar y perfeccionar
futuros avances de la armada china. Es sólo un paso adelante en la dirección
que planea China.
A ese respecto hay signos de sobre que muestran que China
anda pensando en algo para el futuro. Como crear un grupo de combate alrededor
de un futuro portaaviones. Beijing ha invertido miles de millones de dólares en
los últimos años desarrollando un nuevo submarino nuclear y un destructor
similar a las fragatas F-100 españolas.
Y para entrenar a las tripulaciones en operaciones de mar
abierto, por primera vez en siglos la armada china se está aventurando en misiones
lejos de sus costas. Así lo demuestran la implicación en patrullasanti-piratería en Somalia, el rescate de ciudadanos chinos en Lybia o las
proyecciones del llamado ‘poder blando’ en Latinoamérica con sus
buques-hospital.
La ambición china no se queda en los buques. China es la
única nación junto con Estados Unidos que actualmente desarrolla, no uno, sino
dos aviones de quinta generación con tecnología furtiva: el J-20 y el J-31.
Éste último, comparable en tamaño y características al
problemático F-35 americano, muestra además características propias de un aviónembarcado, como la doble rueda del tren de aterrizaje delantero. Quizá un signo
de que Beijing piensa seriamente abordar la creación de un portaaviones mayor a
medio-largo plazo.
Por ahora, sin embargo, la principal baza del Liaoning ha
sido publicitaria. No se trata de las capacidades del buque, sino de un asunto
de orgullo nacional comparable al programa espacial. De hecho, los pilotos
involucrados en las pruebas de vuelo se han convertido instantáneamente en
celebridades y la prensa estatal ha dicho que su proeza es “aun más difícil”que la de un astronauta.