Netanyahu prometió consecuencias si la ONU votaba a favor de
un estado palestino. Eso habría sido optimista. En un conflicto alimentado por
las represalias -¿quién disparó primero?- era de esperar alguna forma de respuesta.
Sin embargo, probablemente Europa y América no se esperaban
tal grado de ensañamiento. Se trata de una operación Cast Lead diplomática en
toda regla contra Cisjordania y la Autoridad Palestina (AP).
El embajador Israelí ante la ONU dijo en Nueva York la semana
pasada que tenían una mano tendida a los palestinos. Se olvidó de decir que la
mano era un puño más que una mano abierta. Inmediatamente tras votarse la
inclusión como estado de Palestina, Israel anunció que confiscaba los impuestos
que recauda en nombre de la AP.
Photo: Baz Ratner/Reuters |
Y no hablamos de migajas. Son 120 millones de dólares que
pagan en su mayoría los salarios de los funcionarios palestinos. El dinero irá
destinado a pagar una deuda de 200 millones de dólares que la AP tiene con la
compañía eléctrica nacional israelí.
Un portavoz israelí admitió al periódico británico The Guardian
que en realidad esta acción es en respuesta a la votación en la ONU y que
podría repetirse el próximo mes. “Depende de los que hagan o no hagan los
palestinos”, añadió.
Pero eso no es todo. Israel también anunció la construcciónde 3000 viviendas en Cisjordania, algunas en Jerusalén Este. El plan prevé
conectar el norte y sur de la ciudad por su lado oriental en la zona llamadaE-1.
Esta zona ha sido siempre una línea roja para Washington e
Israel. Saben que no hay marcha atrás si construyen ahí. Hacerlo, supondría
rodear y desconectar Jerusalén Este de una posible solución de dos estados y
dinamitaría la continuidad geográfica de un estado Palestino.
Por eso esta decisión ha sentado tan mal en Estados Unidos y
Europa. Condenas enérgicas a niveles pocas veces vistos antes se han dado,
incluso desde Washington. Algunos estados europeos, como España, Reino Unido,
Francia, Dinamarca y Suecia, han llamado a consultas a sus embajadores como forma de
protesta.
Pero la forma de responder de Netanyahu ha sido lo contrario
a lo esperado. No sólo seguirá adelante con la construcción de esas 3000
viviendas, sino que ha recuperado planes para construir otras 1700 en Ramat
Shlomo, al otro lado de la Línea Verde, y que fueron suspendidas en 2010.
También se reanudarán las demoliciones de casas árabes en Jerusalén Este.
Israel se ha acostumbrado a jugar con fuego y estar aislado
internacionalmente. No es la primera vez que Estados Unidos critica una de sus
decisiones. Ni tampoco la primera vez que los europeos retiran a susembajadores.
Pero de alguna manera, Netanyahu siempre ha salido
victorioso. En 2010, por ejemplo, recibió una oferta estadounidense de 20
aviones de última generación a cambio de congelar la construcción de
asentamientos por tres meses. Es la macabra idea de Netanyahu sobre una negociación. Si la historia se repite, no me extrañaría que
alguien volviera a decir que hay algo de chantaje o soborno en todo esto.
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