Normalmente durante el segundo mandato de los presidentes
estadounidenses es donde se revelan las verdaderas ambiciones de éstos. Sin la
presión de tener que ganar la reelección al final de su mandato, tienen las
manos libres para hacer todas esas políticas impopulares que en su primera
ronda habrían resultado suicidas pero que son las que forjan un legado.
Picture: Obama's twitter |
En el caso de Obama, era difícil superar los primeros cuatro años con
Obamacare y el cierre del capítulo Bin Laden. Todo eso, sin embargo, se ha ido
por el retrete. El tema del legado se le ha puesto cuesta arriba con la
proliferación de casos que recuerdan a la Guerra Fría. La revelación de
secretos que involucran al gobierno estadounidense en pleno ha hecho mella en la
imagen estadounidense tanto fuera como –y esto es lo novedoso- dentro del país.
Todo esto ha convertido a Obama en una especie de Dr. Jekyll y Mr. Hyde.
Es destacable ver las distintas opiniones que tenía el Obama candidato
y el Obama presidente. Varios debates en la red ilustran cómo ambos Obamas
podrían tener perfectamente un debate con posiciones encontradas. Como ejemplo,
éste video. También hay otro que pone a Obama a debatir
con Biden.
Lo cierto es que el presidente estadounidense ha impulsado leyes para proteger
a los que filtran informaciones a la prensa. Pero al mismo tiempo, se ha
asegurado de que nadie pueda hacerlo sin
ser considerado un traidor con otras leyes. Para hacernos una idea, sería
como legalizar el uso de las manos al jugar a fútbol y mismo tiempo prohibir tocar
el balón. Y al tiempo que defiende a las filtraciones que trabajan en pos de
las libertades de los ciudadanos, elimina
de la memoria de su programa electoral las menciones a trabajar en esa línea.
El discurso contradictorio de Obama no es único del caso de
filtraciones. En la guerra mundial contra el terrorismo, por ejemplo, Obama ha
puesto fecha límite a la intervención militar en Afganistán y ha dado
por finalizado el conflicto para acto seguido continuarlo de otras maneras
durante 10 o 20 años más –que es como decir que nunca acabará.
Por no hablar de Guantánamo, que sigue ahí. O la política de uso de
drones, cuyas operaciones han aumentado exponencialmente desde que Obama está
en la Casa Blanca. Incluso se han hecho leyes ad-hoc para legalizar el asesinato
selectivo de estadounidenses que pertenezcan a “fuerzas relacionadas” con
Al-Qaeda, lo que en la práctica es un cheque en blanco. Cualquiera puede ser
relacionado con Al-Qaeda si se indaga lo suficiente.
Pero sin duda los casos de Manning y
Snowden son los que parecen haber colmado el vaso. Manning ha estado retenido e
incomunicado durante semanas, meses, sin saber su futuro. Hoy por fin se ha
sabido: será considerado un chivato, no un traidor. El culebrón todavía no ha
terminado. Aun hay otros 20 cargos por los que podría pasar 120 años en
prisión.
En el caso de Snowden es más sangrante. El periodista al que filtró la
información se enfrenta a voces que piden su
imputación y a una campaña
de desprestigio. Es toda una declaración de intenciones y un aviso a la
prensa en general. De forma efectiva coacciona a futuros periodistas que se
encuentren en sus manos con un chivatazo. Ya
saben a lo que se atienen. Snowden, por su parte, vive de momento en un
aeropuerto y probablemente jamás pueda llevar de nuevo una vida normal.
Pero los ciudadanos estadounidenses tampoco lo harán –ni en el resto
del mundo. Gigantes como Microsoft, Apple, Google y Facebook se han visto implicados
en un caso que atenta contra algo que los estadounidenses defienden a muerte:
la privacidad.
El apoyo
que Snowden tiene entre la ciudadanía americana es muchísimo mayor que el que
tiene Manning, básicamente porque esta vez son derechos de americanos los que
se han vulnerado. PRISM ha hecho mucho más daño a la administración Obama que
los supuestos peligros de los que se trataba de proteger.
Obama podrá ser recordado como el presidente que mató a Bin Laden. O el
que ganó un premio Nobel de la paz. Quizá como el que creó los mimbres de un
sistema de salud igualitario o el que rescató a la industria del automóvil.
Pero es puede que al final sea recordado como el tirano que espió, torturó y
mató con drones a otros americanos.
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