Parece que la crisis pega fuerte incluso a los mercenarios. La renovación de Blackwater continúa.
Primero fue la incursión en nuevos mercados de donde sacar tajada. Ya fuera en el campo del espionaje, la protección contra piratas, la personalización de armas personales, la vigilancia mediante drones, el entrenamiento K-9 (canine, perros policía), el lanzamiento de cargas a baja altitud (profusamente usado en Afganistán) o incluso creándose su propia fuerza aérea -muy modesta, eso sí.
Últimamente hasta se ha atrevido fuera del negocio de las balas a sueldo.
Más tarde la compañía cambió su siniestro nombre de Blackwater por el más críptico, neutro y (para los anglosajones) difícilmente pronunciable “Xe”. También hizo un reajuste de plantilla tras perder un concurso para fabricar el sucesor del Humvee.
¿Lo último? El portavoz, CEO y fundador de la firma, Eric Prince, anuncia que deja su puesto.
“Estoy un poco gastado de todo esto, de toda la política envuelta”, ha afirmado Prince al Wall Street Journal. “Sin mí en la ecuación eliminamos la ‘X’ del asunto”.
Supongo que entonces a partir de ahora la compañía se llamará “e”, ¿no?
Via Danger Room.
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¿Tienes miedo? Esto funciona así. Primero haces aquello que te infunde temor y es luego cuando te entra el valor.
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