El problema con un adicto es que si no le cortas el suministro a su adicción, siempre va a querer más y más. Algo parecido es lo que ocurre con General Motors.
El fabricante de coches estadounidense ha visto cómo su política de mendigar créditos a las instituciones ha funcionado en Estados Unidos, por partida doble. Era fácil que lo hiciera. Primero con Bush, muy favorable a dar créditos a diestro y siniestro. Luego con Obama, muy favorable a recuperar la economía de “sus” Estados.
Alguien dijo en su momento que lo de dar crédito a una crisis de crédito era como apagar un fuego con gasolina. Como premiar a los que nos metieron en todo esto por su incompetencia. Pero nadie les escuchó o quiso hacerlo.
Sin embargo, desde que el nuevo presidente aprobara el decreto que limita el sueldo de los directivos cuyas empresas son rescatadas -sin carácter retroactivo, eso sí-, General Motors ha cambiado su objetivo. Ahora mira a Europa, donde están Opel/Vauxhall y Saab, dos de sus peores pesadillas junto con Hummer y Ford -y que curiosamente hasta hace nada eran el buque insignia.
Lo malo son las formas. Como las de cualquier adicto desesperado, ya no pide; exige. Su principal objetivo es Alemania. A Angela Merkel le han pedido ya mil millones de euros, y al conjunto de Europa le piden más. O si no, amenazan con recortar 3.500 puestos en Opel.
No obstante, Europa acaba de rechazar hace nada un plan de rescate para los Estados del Este. Y eso que existe el riesgo de que el quiebre de la economía en las republicas ex-soviéticas arrastre a las occidentales. Aun así, seguro que al final General Motors acaba llevándose algo.
El siguiente paso, es de suponer, sería llorarle a Japón. Allí, si tienen suerte de pillar al ministro de Finanzas de turno en un buen día, puede que tengan más suerte. Eso sí, Shoichi Nakagawa ya no sirve, hay que ir a por su sucesor.
Photo: A la izquierda del todo, George Richard Wagoner Jr., GM CEO. AP Photo/Gerald Herbert.
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Wednesday, March 04, 2009
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¿Tienes miedo? Esto funciona así. Primero haces aquello que te infunde temor y es luego cuando te entra el valor.
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