Armed conflicts in DEFCON 3
Wars, armed conflicts and their effects on us. Where are the shots fired and how people try to continue their lifes despite it.
Military in DEFCON 3
Tanks, ships, planes, choppers, guns and soldiers. Everything related to the world armies. How they are today and how they will be tomorrow.
Politics and Social Issues in DEFCON 3
All American and worldwide politics, analysed. What's important, why it is important and how it affects us.
Sunday, June 30, 2013
La superpotencia que viene (II)
Como decíamos la semana pasada, China tiene todos los ingredientes para
convertirse en una gran potencia. Ya lo es a nivel regional. Pero la duda
continúa sobre si podrá erigirse también como una superpotencia mundial.
La definición tradicional de superpotencia ha estado normalmente ligada
a un ejército poderoso. Y ahí a China le queda mucho camino por recorrer.
En los últimos años -y sobre todo desde 2011- China ha impulsado varios
proyectos militares de gran envergadura. Entre ellos están por ejemplo los
aviones que tiene en desarrollo, entre los que están el J20 y el J31.
Estos dos prototipos convierten a China en el único país,
junto con Estados Unidos, que posee dos modelos de aviones de quinta
generación. Rusia, tercer y único otro país en posesión de esta tecnología,
sólo tiene un modelo en desarrollo. El resto, ninguno.
Pero nada ejemplifica más una superpotencia que su capacidad de
proyección de fuerza. Ahí es donde entran en acción los submarinos y sobre
todo, el portaaviones
que la armada china (PLA) está desarrollando.
Ambas plataformas son la punta de lanza de cualquier ejército moderno.
Son las que permiten desplegarse con rapidez en cualquier lugar del mundo y es
de lo que hasta ahora carecía el ejército chino.
Aun le quedan muchos años de desarrollo por delante como para poder
siquiera acercarse al potencial estadounidense. Pero el mero hecho de sentar
las bases de un poder militar tiene a más de uno preocupado
en Washington.
Aunque tampoco es que China parezca que quiera seguir el modelo
militarista de Estados Unidos y Rusia. Seguramente sus fuerzas armadas aumentarán
sus salidas al exterior a medida que aumenta la influencia China. Pero
principalmente será para maniobras y para misiones humanitarias -algo que no pudieron
hacer durante el tsunami de 2004 pero que aprendieron a tiempo para el
desastre de Fukushima.
Esta estrategia encaja bien con el enfoque de poder suave (soft power
en inglés) que China ha ejercido
históricamente y ejerce hoy en día en África, Latinoamérica y Asia. Un
poder que se puso a prueba en Libia, cuando se vio obligada a evacuar
a la larga población de expatriados chinos que trabajaban allí extrayendo gas.
Su alta demanda de recursos y energía le ha hecho salir por el mundo a
encontrarlos. Mongolia, Australia, Venezuela o Uganda son algunos de los países
que se han beneficiado del soft power
chino con contratos comerciales.
El caso del país africano resulta especialmente llamativo.
En un país donde hasta hace nada la infraestructura era inexistente, hoy se
abren paso en medio de la jungla anchas autopistas de seis carriles. Incluso
los presentadores de Top Gear se sorprendieron al
verlas. Es el regalo chino a África a cambio de sus recursos.
Pero China se está atreviendo a jugar también en el terreno agresivo. Y
cuando hablamos de economía, las multinacionales serían los portaaviones y las
agencias de rating los submarinos.
El gigante asiático ha empezado a imponerse también en estos ámbitos.
Las compañías chinas llevan años introduciéndose en
el mercado occidental, ya sea mediante expansiones geográficas (como la
introducción de productos chinos en el mercado europeo) o adquisiciones (como
la de Volvo).
Por su parte, en mayo China creó su primera
agencia de rating junto con Rusia para contrarrestar a Moody’s y S&P,
estadounidenses y criticadas -también desde la Unión Europea- por ser sesgadas
y pro-americanas.
Sin embargo, si el gigante asiático quiere de veras convertirse en un
dominador global, aun tiene varias asignaturas pendientes que debe aprobar.
El principal problema que tiene China es el mismo que le ha permitido
crear tanto y tan rápido: es el país
de la copia. En los comienzos de su desarrollo, copiar les ha servido a los
chinos para empezar con ventaja. Sin embargo, se han acostumbrado a ello.
Un tema recurrente entre los expatriados en China es la falta de
imaginación de sus subordinados locales. Saben acatar órdenes y saben copiar,
pero son incapaces de crear.
Su iniciativa se reduce
con una generación
que ha crecido al abrigo de no tener que pensar nada, sólo hacer ingeniería
retroactiva o seguir las instrucciones de unos planos
robados de un servidor o comprados en condiciones
cuestionables. Algo que se ve agravado por la censura
en Internet.
Por supuesto hay gente que innova, pero los resultados son… dudosos,
siendo generosos. Los mejores productos chinos a día de hoy siguen estando
basados en otros proyectos. Cuando China sea quien tenga que ir en vanguardia,
se va a encontrar con un serio problema.
El resto del mundo además ahora se protege mejor contra las copias. Un
empleado de una empresa aeronáutica española me comentaba cómo en la segunda
visita de potenciales inversores chinos tuvieron que aislarles para que no
pudieran ver o copiar nada. Llegaron al extremo de bloquear las ventanas de la
oficina que daban a la planta de ensayos y desconectar los ordenadores que
prestaron a los chinos de la intranet de la empresa.
El problema del déficit energético, por otra parte, va a frenar su
industria. Pese a la gran
inversión prevista en centrales nucleares, para mantener el nivel actual de
crecimiento en la producción, China necesitaría aumentar en un 50% el consumo
de carbón. Algo que va a suponer dificultades tanto medioambientales como
económicas.
Asimismo, muchos chinos siguen pensando hoy en día que el mejor futuro
para sus hijos está
fuera. Sin mentalidad ganadora es difícil crear un país líder. A ello se le
une una población envejecida y que cada vez lo va a estar más.
Las políticas de un solo hijo han puesto
en peligro el relevo generacional chino.
Pese a todo ello, e incluso aunque sólo sea por peso demográfico, China
está llamada a tener un papel relevante en lo que queda de este siglo. Sus
élites lo saben y por eso están preparando el terreno a nivel militar. Por el
contrario, América sigue distanciándose
de su papel de policía mundial que le había caracterizado hasta ahora.
También está pasando a nivel político. China se está aventurando en
asuntos que antes no le importaban, como el conflicto
entre Israel y Palestina. Inmiscuirse en un asunto regional tan alejado de
su área de influencia es un claro signo del papel dominador que China está
llamada a ejercer y ejercerá. Lo quiera o no Estados Unidos.
Publicado por
Ehiztari
el
6/30/2013
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China,
Economics,
Global Warming,
Social Issues
Sunday, June 23, 2013
La superpotencia que viene (I)
El ocaso de Estados Unidos como superpotencia solitaria se vislumbra ya
en el horizonte. China llega apretando con fuerza. En algún momento entre 2015
y 2020 -según a quién acudamos- el gigante asiático se convertirá en la primera
economía mundial.
En un tiempo donde los soldados han dejado paso a los brokers de la bolsa y las invasiones territoriales
a las adquisiciones de empresas, eso significa poder y control.
Ha sido un camino relativamente corto para China. A nivel económico la
evolución ha sido exponencial. Allá por 2003, China era la sexta economía
mundial. En 2004 superó a Francia. En 2006 a Reino Unido. En el 2009 cayó
Alemania. Y en 2011 Japón cedió la medalla de plata.
A día de hoy, China lidera el ranking
de población. Pero también el de conexiones
a internet, consumo
energético por cabeza y parque
automovilístico. Estos factores -su enorme población y su mercado interno-
es lo que ha permitido al país crecer a un ritmo de media en torno al 10%
anual.
Este crecimiento ha ido de la mano del incremento del nivel de vida de
los chinos. De media, sus salarios han crecido un 10% anual
desde 2006.
Algo similar ha ocurrido con el desarrollo de la industria. En veinte
años ha visto pasar a un ritmo acelerado una revolución industrial que en
Europa y Estados Unidos duró más de 200 años. Hoy en día es la mayor fábrica de
todo tipo de artículos de alta tecnología.
A ello ha contribuido una masiva
migración del medio rural a las ciudades. 120 millones de chinos han dejado
atrás los campos para pasar a engrosar las plantillas de las fábricas en enormes ciudades
con la población de países enteros.
También ayuda el hecho de que China controle
la producción de metales de tierras raras, unos elementos imprescindibles para
todo tipo de dispositivos, desde teléfonos móviles a lavadoras.
Esta explosión económica y de desarrollo acelerada ha ocasionado
estampas peculiares. Tiene tintes extremos. Como buenos copiadores, los chinos
cogieron lo que quisieron del sistema capitalista -su economía- y lo que
quisieron del comunista -su organización administrativa- creando un cóctel
peculiar, único y a veces, salvaje.
La herencia comunista hace que la burocracia china sea temida,
especialmente por los expatriados que trabajan allí. Es una mezcla de reglas
comunistas mezcladas con tímidas aperturas liberales que resulta un laberinto
difícil de navegar. Por otra parte, esa misma burocracia hace que la economía
capitalista a veces tenga que moldearse alrededor de supuestos estúpidos o
salvajes.
Una clara muestra de ello son las “nail houses” (casas clavo). En los 60, el gobierno
comunista podía expropiar terrenos a su antojo pagando compensaciones muy
bajas. Con la introducción de leyes de propiedad privada en 2007, los
propietarios ganaron cierto poder de negociación.
Ello llevó a situaciones estúpidas. Por toda China hay ejemplos de
residentes que se negaron a vender sus casas y los constructores edificaron
desde centros
comerciales hasta carreteras
a su alrededor.
Una de las cosas que los chinos han aprendido a hacer extremadamente
bien es protestar. A veces sus voces se oyen, otras veces no.
En los últimos años el tema medioambiental ha sido un foco continuo de
protestas: el agotamiento
de los acuíferos, la polución
del aire o los “pueblos
cancerígenos” son sólo algunos ejemplos. Quizás no siempre había detrás una
motivación ecológica, sino económica, pero de un modo u otro han estado
presentes.
A ello se han unido las denuncias por corrupción, violaciones de los derechos
humanos y la lucha por los derechos civiles, un campo donde el artista Ai Weiwei ha sido
su máximo portavoz en los últimos años.
Los avances, sin embargo, tanto en medio ambiente como derechos humanos
han sido tímidos. Ambos son un daño colateral que el gobierno chino está
dispuesto a asumir si con ello consiguen progresar. No así en temas de
corrupción, donde China empieza a actuar con algo más que
palabras.
De puertas hacia adentro, China se ha preocupado de dejar claro a sus
ciudadanos que su importancia mundial se ha incrementado. Los mega-proyectos
arquitectónicos como el de la mayor
presa del mundo, el ferrocarril
a mayor altitud o uno de los puentes
más largos del mundo han puesto a China aun más si cabe en el mapa.
Pero no sólo de cemento se nutre el orgullo chino. Desde que en 2008
alojara los Juegos Olímpicos, China ha pasado a controlarlos
en la última edición de Londres. Asimismo, parte militar, parte civil, su programa
espacial autóctono es una hazaña de la que muy pocos países pueden
presumir.
Al aumento de prestigio se le ha unido el del nivel de vida. Los
mayores salarios han hecho de los chinos los turistas que más gastan
fuera de sus fronteras y, por tanto, los más deseados -aunque también sean los más problemáticos.
China tiene todos los ingredientes para convertirse en una gran
potencia. Ya lo es a nivel regional. Pero la duda continúa sobre si podrá
erigirse también como una superpotencia mundial.
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Ehiztari
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6/23/2013
Etiquetas:
China,
Economics,
Global Warming,
Social Issues
Friday, June 21, 2013
Turquía y Brasil: las conexiones y las diferencias
Miles de kilómetros los separan. No comparten el idioma, la
cultura, la religión o un pasado colonial común. Pero a pesar de ello, Brasil y
Turquía están revolviéndose a la vez. Ambos movimientos ciudadanos toman
prestados inspiración y trasfondo de movimientos como el 15M y la Primavera
Árabe y han florecido y están cobrando impulso desde Río hasta Estambul. ¿Qué
los diferencia y que los une?
Diferencias
De dónde vienen y a
dónde van
Brasil y Turquía no han estado nunca en el centro de
atención global. Siempre han sido importantes potencias regionales, pero
carecían del apoyo de un actor mundial importante como la Unión Europea. Sin
embargo, en los últimos diez años ambos países han adquirido relevancia y poder
económico propio y ahora puede luchar de igual a igual con la UE (Turquía) o
incluso en un escenario global (Brasil).
Ahora bien, mientras que Brasil es mucho más independiente
para actuar, Turquía debe mirar con lupa sus acciones si quiere ingresar en la
UE. La violenta reacción contra las protestas no ha mejorado el prospecto de
adhesión para los turcos.
La chispa que
encendió la llama
En Brasil siempre ha sido sobre el dinero. Todo comenzó con
un alza de 10 centavos en los precios del transporte público. Pero la protesta
pronto creció para englobar a la frustración generalizada por toda una serie de
cuestiones económicas, desde los altos impuestos a los gastos derrochadores de
dos eventos deportivos (Mundial de Fútbol 2014 y los Juegos Olímpicos 2016).
Algo tiene que ir tremendamente mal para que los brasileños protesten por el
fútbol.
Gas lacrimógeno; made in Brasil, usado en Turquía |
En Turquía siempre ha sido acerca de la defensa de la
laicidad. Puede que la chispa de los disturbios fuese la propuesta de arrancar
algunos árboles para reconstruir el área en un centro comercial -o una
mezquita. Pero en lo profundo de las demandas de los manifestantes está el
temor a una islamización del gobierno de Erdogan. Las recientes leyes aprobadas
con restricciones a la venta y la publicidad de alcohol y un intento de limitar
el acceso de las mujeres al aborto son raíces más profundas en las protestas
que las propias raíces de los árboles en Taksim.
Los dirigentes de los
países
El Primer Ministro turco Recep Tayyip Erdogan se ha
convertido en el blanco de las iras de los manifestantes. Le culpan a él y a su
partido culpan de sus políticas islamizantes. La respuesta de Erdogan ha sido
una represión más fuerte contra los manifestantes. Se ha convertido en una
lucha muy pública: Erdogan y su partido contra un gran número de otros grupos
que incluyen ecologistas, partidarios de los derechos LGBT o independentistas
kurdos, entre otros.
Por otra parte, Dilma Rousseff, una ex guerrillera de
izquierdas que fue encarcelada y torturada durante la dictadura de 1964 a 1985
en Brasil, elogió las protestas por plantear preguntas y contribuir al
fortalecimiento de la democracia en Brasil. A diferencia del líder turco,
Rousseff sigue siendo popular entre muchos de los manifestantes.
Epicentro vs
dispersión.
Turquía tiene una clara centralita de su descontento: plaza
Taksim. En Brasil, está un poco más distribuido. Sao Paulo y Río han llevado a
cabo manifestaciones multitudinarias que viajaron a través de la ciudad. En el
caso de Turquía, ha sido una lucha -literalmente hablando- por el control de la
plaza de Taksim en Estambul, el símbolo de la protesta y donde todo comenzó.
Similitudes
Las protestas
comenzaron fuera de la capital
Todas las revoluciones anteriores se formaron en las
capitales del país. Teherán, El Cairo, Atenas, Madrid... Tanto Brasil y Turquía
tienen capitales administrativas que no son la principal ciudad del país. Y
para ambos, no fue en las capitales, sino en aquellas otras principales
ciudades donde comenzó todo. Río de Janeiro y Sao Paulo en Brasil y Estambul en
Turquía han sido desde el principio las cabezas de playa para sus revoluciones.
Una creciente clase
media...
Las economías de rápido crecimiento en Brasil y Turquía han
creado una nueva clase media que antes era muy pequeña. Esta nueva clase media
está mejor educada, mejor informada y es más ambiciosa. El problema es que las esferas
altas de las sociedades turca y brasileña han ganado mucho más poder
adquisitivo que las clases medias, ampliando así la brecha. Esto es lo
contrario al caso de España y Grecia, donde nadie ha ganado poder adquisitivo (aquí
se trata de un caso donde unos -la clase media- han perdido más que otros -las
clases altas).
...pero también
creciente desigualdad
A pesar del crecimiento económico, el índice de Gini se ha hecho más grande para los dos. Esto demuestra
la creciente desigualdad a la que la población de Turquía y Brasil se
enfrentan. La brecha entre los que más tienen y los que menos tienen es cada
vez más amplia, y la escala se extiende tanto que el espacio para la clase
media está en peligro.
La represión policial
contra manifestantes
Ambos disturbios se han encontrado con duras medidas policiales
por igual. Porras, cañones de agua, balas de goma y gases -lacrimógenos y
espray de pimienta- han sido utilizados por los gobiernos para reprimir las
manifestaciones. En un episodio de retorcida ironía, los manifestantes turcos descubrieron
que los botes de gas lacrimógeno utilizados por la policía turca se
hicieron en Brasil.
Ambas fuerzas policiales han sido también fuertemente
criticadas por el uso excesivo de la fuerza. En Turquía, el sindicato de la
policía dijo que al menos seis policías habían cometido suicidio debido a la
tensión a la que estaban siendo sometidos. En Brasil, el video
de un policía que se niega a reprimir a los manifestantes y es despedido en el
acto por su superior se ha convertido en un hit de YouTube.
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Ehiztari
el
6/21/2013
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Latin America,
Low intensity conflicts,
Middle East,
Social Issues
Sunday, June 16, 2013
Los viejos hábitos son difíciles de erradicar
Vivimos en un mundo radicalmente opuesto al de la Guerra Fría. De
hecho, es un periodo de tiempo que para todos ha quedado atrás. No más temor a
un holocausto nuclear. En las películas de Hollywood, los malos son ahora
terroristas árabes y no soldados comunistas.
También la era de la carrera armamentística se ha dejado atrás. No sólo
los arsenales nucleares están disminuyendo. Los ejércitos en general están
cambiando sus prioridades. Reino Unido ha dejado
de poner su énfasis en submarinos
nucleares. Rusia va por el mismo
camino con sus submarinos.
La guerra ha cambiado. Ya no se necesitan grandes ejércitos para luchar
con otras naciones, sino drones para atacar a distancia,
vehículos acorazados que resistan minas caseras y tácticas antiguerrilla con
ejércitos más
compactos.
Ni siquiera Estados Unidos quiere ser un policía del mundo como hasta
ahora ha hecho. Su intervención en Libia fue a la par que la francesa. En Malí
sólo aportó medios auxiliares. Y de Siria
no quiere ni oír hablar.
Claro que una cosa es querer abandonar viejos hábitos y otra bien
distinta hacerlo. Todavía quedan vestigios de la Guerra Fría que están bien
activos. El más interesante es el caso del espionaje.
Durante los 90, el avance de la tecnología hizo que las agencias de
espionaje decidieran gastar menos en información de fuentes humanas y más en
ojos digitales. Los satélites les daban toda la información que creían
necesitar. Sin embargo, el 11-S cambió el panorama y desde entonces los espías
están viviendo una segunda juventud.
El último episodio con la captura de un
espía americano de la CIA en Moscú ilustra que poco ha cambiado. Llevaba varias
pelucas,
una brújula, un bloqueador de interferencias (papel de aluminio) y como único
elemento del siglo XXI, un teléfono móvil.
Anna Chapman |
No es el único caso de espionaje reciente. En Londres, la muerte del ex
agente del KGB Alexander
Litvinenko ha dado pie a algunos a pensar que sus antiguos jefes estaban
detrás del envenenamiento con polonio.
Mucho más sonada fue la captura de Anna Chapman y otros nueve
espías rusos en Estados Unidos. Chapman pasó inmediatamente a convertirse en
una celebridad.
Una faceta mucho menos reportada es la vuelta de los vuelos de
reconocimiento. Durante los 60, los 70 y los 80, aviones rusos y
estadounidenses rozaban o incluso llegaban a meterse en espacio aéreo
extranjero. Una especie de juego del gato y el ratón, cuya finalidad eran
comprobar si las defensas del otro estaban alerta o no.
Rusia ha vuelto a hacerlo varias veces desde 2012. Bombarderos de largo
alcance asoman esporádicamente por el ártico y prueban la paciencia de sus
vecinos. A ese respecto, Suecia ha suspendido el examen. No ha sido la primera
vez que aviones rusos han entrado en su espacio aéreo y los suecos no han
sabido responder a tiempo.
Esta estrategia probablemente forma parte de otra guerra solapada que
se empieza a gestar: la batalla por el Ártico. Pero esa es una historia para
otro día.
Publicado por
Ehiztari
el
6/16/2013
Sunday, June 09, 2013
El drama de los desplazados
El año pasado se batió un nuevo
record en cuanto a desplazados internos por la violencia. En total, 28,8
millones de personas han tenido que dejar sus hogares en todo el mundo
escapando de conflictos armados. Siria y Congo encabezan la lista.
La situación de los desplazados internos es aun peor que la de los
refugiados. Para empezar, su número dobla al de los refugiados. A unos y otros
les diferencia además el hecho de que los refugiados abandonan su país de
origen mientras que los desplazados se quedan en éste.
Sin embargo, esto hace que los desplazados tengan muchos más problemas
que los refugiados. Para empezar, su situación es más precaria. Si se trata de
una guerra civil, como por ejemplo en Siria, corren el peligro de verse
atrapados por el mismo horror del que huyen y volver a vivir el infierno de
tener que escapar de nuevo.
Además, los refugiados gozan de cierta protección internacional de la
que los desplazados carecen.
De los casi 29 millones
de desplazados internos, una quinta parte (6.5 millones) corresponden a nuevos
desplazados. El resto ya lo estaban desde antes de 2012.
Siria se lleva la peor parte en términos de nuevos desplazados. De un
total de más de 3 millones de desplazados, dos millones y medio de personas son
nuevos de 2012.
Photo US Navy |
El dato da una nueva dimensión a las palabras de Antonio Guterres, Alto
Comisionado de la ONU para los refugiados, que ha descrito el conflicto sirio
como la mayor
catástrofe humanitaria desde el final de la Guerra Fría.
En cuanto a números totales, Colombia es el país con mayor número de
desplazados internos, seguido de la mencionada Siria y la República Democrática
del Congo.
De hecho, la región Sub-Sahariana, con más de 10 millones de
desplazados, es el área del mundo más castigada. Sólo en noviembre de 2012, más
de 140.000 personas abandonaron la ciudad congoleña de Goma tras el ataque
de los rebeldes del grupo M23.
No es de extrañar por tanto que África sea pionera tratando de
solucionar el problema de los desplazados. En diciembre del año pasado, 37 de
los 53 países que forman la Unión Africana firmaron -aunque no todos han
ratificado- la Convención
de Kampala.
El documento recoge varios derechos básicos de los desplazados internos
e insta a los gobiernos a trabajar para devolverlos a sus hogares o reunificar
familias divididas por conflictos entre otras cosas.
Aun queda mucho por hacer, no obstante, como demuestra el drama de los
desplazados y refugiados de Sudán
del sur. Tras sobrevivir al horror de la guerra, cuando han intentado
volver a sus casas se han encontrado viviendo en unas condiciones aun peores de
las que tenían en los campos de acogida.
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Ehiztari
el
6/09/2013
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Social Issues,
UN
Sunday, June 02, 2013
La generación perdida
Los últimos datos
de Eurostat nos dejan con una cifra desoladora. Una
cuarta parte de los jóvenes europeos se encuentran en paro. La situación es
peor incluso en los países del sur de Europa donde el desempleo juvenil supera
el 50%.
Es por ello que el norte culpa al sur de
estar soportando injustamente su carga. Las poblaciones de Alemania,
Escandinavia y Reino Unido, países que hasta hace poco acogían e incluso demandaban
mano de obra extranjera, empiezan a ver a los europeos del sur como una
invasión y los actos xenófobos, aunque muy raros, han
aumentado.
En las últimas elecciones locales británicas, los partidos
conservadores -especialmente el euroescéptico UKIP, pero también los tories del Primer Ministro David
Cameron- han
hecho caja con el miedo al inmigrante europeo.
En septiembre,
el gobierno de Cameron va a implementar controles más exigentes para el acceso
a subsidios de desempleo y otras ayudas. De hecho, el control de la emigración
europea se ha convertido en tema
central de la política británica.
Photo: Daily Telegraph |
Lo cierto es que la afluencia
de jóvenes del sur de Europa pone aun más presión en unos sistemas sociales ya
de por sí soportando una gran carga. Pero lo cierto es que el aumento de la
inmigración no va unido a un aumento del desempleo; se trata de un
mito.
Por el contrario, la que sí es una amenaza real para Europa es la
posibilidad de tener una generación
perdida. En todo el mundo hay cerca de 300
millones de jóvenes que ni estudian ni trabajan -los llamados NINIs. Muchos
de ellos tampoco aparecen siquiera en las estadísticas de desempleo porque son
parados de larga duración o nunca han trabajado.
Lo cierto es que es un fenómeno
global. Hasta ahora, el sureste asiático y Oriente Medio lideraban el
ranking de NINIs. De hecho, ésta fue una de las razones del estallido de la Primavera
Árabe. Pero Europa se acerca cada vez más a éstos niveles.
Grecia
encabeza la lista con un 64% de jóvenes desempleados, seguida de España con un 55%. En
países como Irlanda, más de 300.000
personas han emigrado en los últimos cuatro años, de los cuales un 40% eran
menores de 25 años. Para un país con una población de unos seis millones, eso
supone que una de cada cuatro familias tiene algún miembro emigrante.
Las causas de todo esto son complejas. Se ha hablado mucho de la falta de coordinación entre
lo que el mercado laboral demanda y lo que las universidades producen. También
de la brecha
digital.
Pero cabría preguntarse, como lo hace este
artículo, por qué si falta gente para llenar puestos de trabajo no han
subido los sueldos; algo que sería una consecuencia lógica de la ley de la
oferta y la demanda.
Otra posible causa, más probable, es la falta de previsión de los
gobiernos mediterráneos. En aquellos países donde la inversión en ciencia e I+D
es mayor y el gobierno otorga una mayor facilidad para emprender, como
Alemania, Austria o Reino Unido, el impacto del desempleo se ha notado pero no
es tan drástico como en España o Grecia.
Por su parte, los países del sur de Europa, no gozaban de ninguna red
de seguridad en caso de que la construcción o el turismo fallaran. Al caer esos
sectores, han arrastrado consigo a otros más cualificados.
Por eso en Berlín hoy hacen cola juntos un camarero de las islas
griegas, un albañil español y un ingeniero italiano. Una legislación, sistema
educativo y mentalidad que favorecían a los dos primeros ha hecho que el
tercero se vea obligado a emigrar también.
Publicado por
Ehiztari
el
6/02/2013
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¿Tienes miedo? Esto funciona así. Primero haces aquello que te infunde temor y es luego cuando te entra el valor.