Al final, la prueba no salió del todo bien para los norcoreanos. El régimen comunista afirma que el objetivo se logró y ahora mismo hay un satélite orbitando ahí arriba entonando cánticos de ensalzamiento a Kim Jong-il. Según fuentes militares estadounidenses la mayor órbita que ha podido alcanzar el satélite es una subacuática.
Pero yendo más allá del lanzamiento en sí mismo, la cuestión es que los norcoreanos no tienen permiso para probar ese tipo de cohetes o misiles, y por ello hay sanciones en su contra. Como ya hemos hablado previamente en este blog, poseer una plataforma de lanzamiento orbital no capacita inmediatamente para un sistema de misiles de largo alcance. Pero ayuda mucho. De ahí las sanciones contra los norcoreanos.
Esta semana, de nuevo, un cohete se ha adentrado en la atmosfera terrestre procedente de la península de Corea. Sólo que esta vez desde el sur. Tras varios retrasos debidos a problemas técnicos y mal tiempo, el primer satélite lanzado desde suelo surcoreano era lanzado y acababa… en otro fracaso. Exactamente como les pasó a sus vecinos del norte, el satélite sureño no consiguió alcanzar la órbita adecuada y se desintegró al reentrar a la atmosfera.
Pero yendo más allá del lanzamiento, de nuevo, está el tema de las sanciones. Es decir, si el norte ha sido castigado y tiene prohibido hacer fuegos artificiales de altos vuelos, lo lógico sería que para el sur reinara la misma regla. De hecho, Corea del Norte ha advertido que va a estar mirando con lupa las reacciones de la comunidad internacional al lanzamiento surcoreano.
Pueden esperar sentados. La reacción internacional ha sido, obviamente, nula. No ayuda tampoco, todo hay que decirlo, que el actual Secretario General de Naciones Unidas sea un surcoreano. Sin embargo, todo hay que decirlo, al menos Estados Unidos no ha sido esta vez tan hipócrita como en otras ocasiones.
Por supuesto que no han condenado el lanzamiento surcoreano. A fin de cuentas son sus aliados. Pero al menos, no han colaborado en él. Cuando Seúl trató de conseguir los componentes para su cohete de Washington, este le dijo que no. Finalmente, los surcoreanos recurrieron a Moscú al igual que hicieron sus vecinos del norte.
En este mundo loco, el incidente del cohete surcoreano y el sorprendente comportamiento del último mes del régimen de Kim Jong-il ha hecho cambiar los papeles de chico bueno y chico malo entre las dos Coreas.
Mientras el sur desmiente las críticas al más puro estilo norcoreano (“todo es propagando”, “nuestro programa es más transparente”), el norte ha estado dorándole la píldora al mundo occidental durante semanas. Primero fue la liberación de dos periodistas estadounidenses retenidas por Pyongyang tras la visita de Bill Clinton. Luego llegó todo lo demás.
El régimen de Kim ha decidido retomar las negociaciones con el sur mediante representantes de la Cruz Roja. A ello se unen gestos de buena voluntad como las condolencias y la delegación enviadas al funeral del ex-presidente surcoreano Kim. Y mucho más importante, la reapertura de la frontera con el sur a turistas y reuniones familiares.
¿Quien dijo que la política era aburrida?
Photo: Park Ji-Hwan/AFP/Getty Images
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