En Irlanda, por ejemplo, están como locos. Por un lado, la oferta de Ryanair por hacerse con su vecino Aer Lingus. La segunda atraviesa por un momento delicado, con ajustes de plantilla y recortes por todas partes, mientras que la primera ve cómo crece en época de crisis. No obstante, pese a estar débil, el gigante celta aun no ha muerto y ya ha rechazado la oferta. Lástima, hubiera habido más azafatas para el próximo calendario.
La que debió pensar que también debía arreglarse mucho para salir en la foto es la Ministra de Sanidad irlandesa Mary Harney. Le persigue ahora una factura de más de 400 dólares en peluquería que gastó en un viaje oficial en 2004. Lo peor sin embargo viene con los billetes de avión. Ella y su equipo no solo compraron billetes de Primera clase, sino que no los usaron. A cambio, prefirieron llevarse el jet privado del Taoiseach, a un coste de 80.000 euros. Claro, ahora que vienen las vacas flacas, toca revisar números. Por si acaso, la señorita Harney echa balones fuera: lo apoyó Bertie Ahern, entonces Taoiseach. Como si el pobre no tuviera ya suficiente con lo suyo.
El irlandés no es el único gobierno que recibe en estos días una lluvia de críticas. Recientemente, el Gobierno español fletó un grupo de aviones para sacar del país a alrededor de 400 españoles que se habían quedado atrapados en Tailandia. Debido a las protestas, el cierre de aeropuertos y la histeria colectiva, al final hubo incluso peleas por ver quien cedía su asiento para que se marchara antes una mujer embarazada. Bueno, exactamente, para ver quién se quedaba en tierra para que la mujer subiera. Lo de las mujeres y los niños primero se ve que ya no se estila.
Por supuesto, estas críticas vienen del Partido Popular, la oposición al Gobierno del señor Zapatero. No obstante, estos se defienden con un ataque. Al mismo tiempo que Tailandia estaba al borde de un golpe de estado blando según su Gobierno, en Bombay, India, un puñado de terroristas sembraba el paisaje de muertos y heridos pillando en medio a una delegación de la Comunidad de Madrid (cuya gestión recae en manos del Partido Popular), con su presidenta Esperanza Aguirre a la cabeza. Ésta, obviamente, al ofrecérsele un avión para salir de allí pitando, no dudó en cogerlo dejando plantado a la mitad de su equipo en tierra peligrosa.
A su llegada a Madrid sin embargo, todo eran discursos de la heroína. Ni siquiera tuvo tiempo de ver a su familia. Había que aprovechar el momentum. Superviviente a un accidente de helicóptero, el haber sobrevivido también al “infierno de Bombay” le otorgaba puntos. No se por que, me recordó a Hillary en su heroica visita a los Balcanes. Algo que por cierto, el equipo de Obama no dudó en usar profusamente para desprestigiarla.
Precisamente en la tierra de Obama es donde se origina el final de este post. La última polémica relacionada con los aviones viene de Detroit, y más concretamente, de los tres CEOs de las grandes constructoras de coches de Estados Unidos. Y es que hay que tener mucho morro para ir a pedir dinero al Congreso en tu jet privado –recuerden la cifra de antes, porque vale también para ahora (entre los tres): 80.000 euros.
Lo mínimo al pedir dinero, como cualquier mendigo sabe, es aparentar que al menos no se tiene. O que no se va a malgastar en caso de obtenerlo. Los tres de Detroit parece que han aprendido la lección, y esta vez han ido conduciendo sus coches híbridos hasta Washington. A pedir dinero otra vez, vale, pero sin contaminar ni gastar. Eso ya esta mejor, ahorrando y que se vea. Que hay crisis y se tiene que notar. Si recortan el presupuesto destinado a sus amantes, el de los aviones también.
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