El desplazamiento del eje (Parte II: El despertar del dragón)

El año 2030 es también la fecha que manejan los chinos. Para entonces, de acuerdo con los gráficos que llevamos viendo durante años, éstos habrían superado ya ampliamente a Estados Unidos en materia económica. Es de esperar que su potencial militar siguiera unos derroteros similares.

Pero incluso hoy por hoy los chinos son una fuerza a tener en cuenta. Aunque un peldaño por detrás, saben hacer los deberes. En menos tiempo del previsto, han saltado de los aviones de tercera generación a los de cuarta (Europa y Estados Unidos tienen ya sus primeros aviones de quinta generación, Eurofighter y Raptor respectivamente; y Rusia ultima el despegue de su quinta generación de jets) Ayudados involuntariamente por los rusos, eso sí. Pero la realidad es que no sólo tienen un avión capaz de hacer frente a los Hornet, Eagle y Shukhoi en un campo de batalla, sino que les va a hacer la competencia también en el mercado.

También en el terreno marítimo avanzan a pasos agigantados. La construcción de un buque hospital en Noviembre pasado despertó toda clase de rumores en Occidente. Los barcos de ese tipo tienen dos utilidades principales: atender a los heridos que se producen en conflictos lejanos o la ayuda humanitaria. Podría ser que China, avergonzada tras ser incapaz de otorgar una respuesta eficaz tras el tsunami de 2006, quisiera remediar eso para el futuro. Pero los neocon de Washington prefieren pensar otras alternativas mucho más siniestras.

Y también la fuerza aeronaval china comienza a despegar. A día de hoy, los chinos son la única gran potencia sin capacidad de despliegue aeronaval. Eso podría cambiar de aquí a 2030. La armada del dragón ya ha anunciado que planea construir entre cuatro y seis portaaviones nucleares de tamaño medio. Al igual que con Irán, algunos analistas occidentales ya se han aprestado a gritar que viene el lobo.

Sin embargo, cuatro, seis o incluso diez portaaviones no serian una gran amenaza. Kyle Mizokami da diez razones por las cuales no deberíamos temer a los chinos. Norman Polmar también utiliza argumentos similares. Pero por encima de todas las razones de diferencia de calidad y cantidad, estaría el hecho de que es más probable que China sea un amigo que un enemigo.

Una amenaza más seria es la posibilidad de que los chinos estén modificando misiles de crucero para ser usados contra portaaviones occidentales. Nunca han dicho eso, pero el único “objetivo grande en el mar” que podrían perseguir esos misiles, serían los portaaviones. Pero de nuevo, no es algo que Estados Unidos debiera temer. Muchas naciones (incluidas Australia, Reino Unido o India) tienen misiles anti-portaaviones, y como en el caso chino, son considerados armas defensivas más que ofensivas. Así que a no ser que Estados Unidos planee atacar China (que no lo hace), no hay nada que temer.

Sin embargo, la amenaza más inminente viene de Corea. Su programa atómico -que a diferencia de los iraníes, sí que está en disposición de tener armas y de hecho ya las tiene- unido a su incipiente programa balístico-espacial la convierte quizás en el mayor peligro potencial de la región. Pero a Corea no hay que publicitarla; Kim il-Jong ya se encarga de ello cada poco.



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