Llega el relevo a Afganistán ~ DEFCON 3

Desde el comienzo, pacificar Afganistán con mano izquierda ha sido una prioridad para Obama. El General David McKiernan, sin embargo, no apostaba por esa política. Por eso Robert Gates, el republicano firme apoyo de Obama al frente del Departamento de Defensa, ha decidido ponerse serio y retirarlo del mando.

McKiernan era un militar de la vieja escuela. Pensaba que todos los problemas eran solucionables a base de fuerza bruta. Por eso pedía más y más hombres para Afganistán. Sin embargo, tanto Obama como Gates, este último incluso desde la época de Bush, eran bastante escépticos ante esa idea. Para ellos era mucho más eficaz utilizar la diplomacia que los manuales de infantería.

Ésa es la razón por la que McKiernan se va y entra McChrystal. McChrystal es el anti-McKiernan y llega en medio de una reorganización operativa y un tiempo peligroso. La 82 Aerotransportada se dispone a relevar a la 101 Aerotransportada como principal fuerza sobre el terreno, el presupuesto para Afganistán superará por primera vez al de Irak, planean elecciones presidenciales en el horizonte y los atentados son diarios, incluso en Kabul.

La llegada del Comandante General Stanley McChrystal ha sido bastante bien acogida en los círculos militares, tanto las altas esferas como en la tropa de a pie. Para los primeros, basta mencionar al General David Petraeus, Comandante en Jefe del Comando Central, con quien mantiene una buena amistad. Entre los segundos, proveniente de los comandos de las Fuerzas Especiales, McChrystal goza de una excelente reputación y del respeto de sus camaradas.

Sus logros, además, le preceden. Veterano de Irak, McChrystal consiguió uno de los mayores logros de Estados Unidos en Oriente Próximo: la eliminación del líder de al-Qaeda en Irak, Moussab al-Zarqawi.

Sin embargo, su punto fuerte conforma también el borrón de su expediente. El problema viene que la neutralización de Zarqawi vino después de una serie de supuestas torturas en un campo secreto de prisioneros. Al menos dos detenidos murieron de forma sospechosa. La unidad implicada, la Task Force 6-26, estaba directamente bajo su mando. Sin embargo, nadie acabó siendo procesado gracias a un “fallo informático” que destruyó un 70% de la información clave para la investigación del caso.

A ello se une otro asunto turbio de su expediente: el caso Tillman. Pat Tillman se había convertido en un héroe al renunciar un contrato millonario en la NFL por ir a Afganistán. Cuando murió, a causa de fuego amigo, se intentó camuflar como una baja en combate contra el enemigo. Obviamente, lo segundo quedaba mejor. McChrystal estaba en medio de todo este asunto.

También su trayectoria como ex-comando de Fuerzas Especiales es un punto a favor y en contra. A favor porque le convierte en una figura muy respetada entre la tropa. En contra porque esa misma tropa es la culpable de uno de los mayores problemas de Estados Unidos en Pakistán y Afganistán: las bajas civiles de los ataques aéreos.

Los incidentes son muy comunes. La pasada semana, un ataque estadounidense dejó un saldo de casi medio centenar de muertos. Y en esta semana, una operación en tierras pakistaníes ha provocado cientos de miles de desplazados -y se calcula que podrían llegar al medio millón de personas si siguen los bombardeos, como parece que va a ser.

Todos esos ataques aéreos fueron mandados por comandos de fuerzas especiales. No sólo americanos, también ingleses. En Afganistán, cuando hay una emboscada, para evitar eternizarse los comandos llaman a los Apache o los drones para que acaben con la amenaza desde el aire. Es algo tan fácil y seguro que muchos jefes de escuadra se han vuelto de gatillo fácil. Con la radio. Si McChrystal puede revertir sólo eso, ya seria todo un logro.