Con la Iglesia hemos topado

Si hay algo que no me gusta es que la gente pida lo que no da. No me gustaba, por ejemplo, que la antigua Administración Bush luchara por la libertad coartando los derechos más elementales. Tampoco me gustan los extremismos; son peligrosos incluso -o quizás más aun- viniendo de los más inteligentes o preparados. No me gusta por ejemplo la radicalidad de Hamas o de Israel.

Hay una institución, no obstante, que aglutina ambas cosas: desigualdad y extremismo. Hablo de la Iglesia. Y más concretamente de la de Roma.

Es bien cierto que todas las religiones comparten en mayor o menor medida ciertos rasgos. El hecho de estar basadas en algo tan intangible como la fe hace que sea muy fácil caer en el extremismo. Y ese deseo de separar el mundo entre nosotros y los otros, los buenos y los malos, que tantas muertes ha ocasionado, es un claro caldo de cultivo de desigualdades.

Pero el catolicismo, quizás por ser la más cercana, siempre me ha caído especialmente antipático. Y en el último mes, la verdad es que se están luciendo.

Uno podría pensar que la reciente rehabilitación de Galileo -¡cuatro siglos después!- podría mejorar un poco el ambiente. Pero luego se encuentra con cosas como que desde Roma aun se defienda enseñar el creacionismo en las escuelas -con el beneplacito de la casi vicepresidenta Sarah Palin. Incluso aunque la Iglesia de Inglaterra le pidiera disculpas a Darwin y hayan aceptado que, de nuevo, se equivocaban.

Peor aun, no obstante, es que la mitad de los británicos tampoco se las crean. O que un científico como David Attenborough reciba insultos por correo por defender las teorías de la evolución.

También resulta curioso oír a la Iglesia hablar sobre otros coartando la libertad de los creyentes. Ya se sabe, según León XIII, desde 1888 la Iglesia ha sido, al fin y al cabo, la impulsora de la libertad.

Por eso, digo, resulta tan extraño oír a Monseñor Rouco Varela, cabeza de la Iglesia española, decir que los llamados autobuses ateos son una amenaza para la libertad de religión de los creyentes. Ni que decir tiene, que el hecho de que la propia Iglesia lleve haciendo eso mismo en países como Irlanda, Estados Unidos o el propio Reino Unido desde hace años es algo muy diferente.

Entre eso, y que les quiten la asignatura de religión y pongan en cambio la laica Educación para la ciudadanía, andan calientes.

Que Dios nos pille confesados.




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