Eso en casa. Fuera se temía que el nuevo presidente fuera a ser uno más. Es decir, tal vez bueno para los americanos, pero nefasto para el mundo. Sin embargo, no está resultando así. De hecho, donde más movimiento ha tenido la política de la nueva Administración ha sido en el exterior. Y de momento, para bien.
A ello ha colaborado la extenuante agenda que ha tenido el presidente estadounidense en las dos últimas semanas. Ni Bruce Springsteen presentando nuevos discos, ni Angelina Jolie de promoción, ni Juan Pablo II en sus mejores tiempos. Ninguno de ellos es capaz de igualar la maratoniana serie de viajes que ha seguido Obama en la última semana.
Todo empezó en el congreso sobre Afganistán en La Haya, siguió con el G-20, la cumbre EEUU-UE en Francia, la de la OTAN en Praga, más tarde llegó a Turquía y finalmente ha acabado en Irak. Pero en todas ellas, su política exterior no ha hecho sino ganar puntos.
Las relaciones con Irán parecen ir a mejor. Varias veces durante la gira Obama ha hecho hincapié en el derecho de los persas a poseer tecnología nuclear para su uso civil. Incluso con Rusia, el asunto sigue un camino semejante de convivencia pacífica, pese a las pequeñas piedras en el camino.
De hecho ambos países se sumaron hace poco a la estrategia americana para Afganistán. Aunque está por ver hasta qué punto esto no es un apoyo interesado. A fin de cuentas, ni a Putin/Medvedev ni a los Ayatolás les atrae la idea de un Afganistán Talibán.
Obama y Medvedev han puesto también mucho esfuerzo en colaborar con el desarme mutuo -pese a las tentativas de rearme ruso. Hoy mismo, el presidente estadounidense apostaba por suprimir todos los arsenales nucleares, como ha venido haciendo durante toda la semana.
De hecho, uno de los puntos cumbres de la gira tuvo lugar en Praga, donde ante una multitud de personas, Obama pronunció uno de sus, hasta la fecha, mejores discursos. Hay gente que ya lo compara por situación y fuerza con el “Ich bin Berliner” de Kennedy. Hay en concreto una frase que destaca:
“As a nuclear power -as the only nuclear power to have used a nuclear weapon- the United States has a moral responsibility to act. We cannot succeed in this endeavor alone, but we can lead it”.
Por su parte, en las relaciones con Europa se nota también la nueva mano americana. Y el nuevo estilo. Los mítines masivos y la participación ciudadana ha sido una constante. Así lo atestigua la reunión que Obama mantuvo en Estrasburgo con varios jóvenes europeos.
También los gobernantes del viejo continente se han aprovechado del nuevo talante americano. El país europeo más antiamericano, Francia, con Sarkozy a la cabeza, no podía estar más orgulloso de recibir a Obama. Aunque al final parecía ir más la cosa con Carla Bruni y Michelle Obama que con sus maridos. E incluso aquellos que en los últimos años -e incluso semanas- han tenido una relación tormentosa con Estados Unidos han podido aprovecharse: Zapatero por fin tiene una foto con Obama, e incluso ¡le ha llamado amigo!
Estados Unidos quiere acercarse al mundo, recuperar el tiempo perdido por el aislamiento de Bush. Y sobre todo quiere volver a ganarse al Islam. El presidente americano lo ha dicho por activa y por pasiva: “No queremos ser enemigos del Islam”. Para demostrarlo, ha silenciado las protestas de los musulmanes por el nombramiento de Anders Fogh Rasmussen como secretario de la OTAN obligando al Premier danés a ofrecer una disculpa por la polémica sobre las viñetas de Mahoma, entre otras concesiones. E incluso se ha dejado caer por Turquía para apoyar la Alianza de Civilizaciones.
Es una lástima que la maquinaria republicana ya haya empezado a agitar sus bases en casa. Y todo a cuenta de la reverencia de Obama ante el rey Abdallah de Arabia Saudi. Los comentarios en los blogs afines a la derecha son delirantes. Del estilo de “Te lo dije. ¡HUSSEIN! ¡Obama es musulmán! Estaba claro”.
De aquí a ver mujeres con burka por Chicago restan dos telediarios.
Photo: Reuters
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