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Thursday, April 09, 2009

Nuevas guerras, nuevas armas: Parte I (USAF)

Son tiempos de crisis, de cambio, y el Ejército estadounidense se quiere amoldar a ellos. O incluso si no lo quiere, al menos así va a ser.

Robert M. Gates, el Secretario de Defensa bajo la última etapa del mandato Bush y único miembro de su gobierno que sobrevivió a éste, anunció este lunes el presupuesto de Defensa para el próximo año fiscal (2010). Y para quien no quiera leerse todo el tocho o escucharse la media hora de rueda de preguntas con los bloggers, aquí esta mi análisis.

Para empezar, hay que puntualizar que aun no está todo dicho, ya que el texto debe ser aprobado en el Senado, que suele ser reacio a recortes de armas. Pero seguro que va a tener el visto bueno de Obama y es una buena declaración de intenciones de la nueva Administración.

Hay recortes por todas partes. Pero también se ve un cambio significativo en la distribución de esos recortes. Básicamente, la fuerza aérea sale perdiendo mucho, el ejército pierde algo y la marina es la mejor parada. Esto concuerda con la imagen de Gates y Obama de las nuevas guerras asimétricas a las que se enfrenta Estados Unidos.

Durante más de año y medio, Gates ha tratado de eliminar costes y reconducir proyectos hacia armas para luchar con la contrainsurgencia o los piratas somalíes y no contra las posibles amenazas chinas o rusas de dentro de dos décadas. La estrategia de proyectos cancelados -y los que continúan- tiene ese perfil.

En la fuerza aérea, Gates ha planteado no adquirir más aviones de transporte C-17 ni más cazas F-22 (escalados muy por encima de su precio original) de los ya adquiridos, dejando el número final de éstos en 187. Sin embargo proporciona más fondos para el desarrollo y adquisición del F-35. También decide prescindir de 250 viejos aviones y poner en stand by la decisión sobre un nuevo avión cisterna.

Pero sobre todo, cancela de momento -“hasta que la tecnología sea viable”- cualquier proyecto de bombarderos de nueva generación, dejando en el futuro el peso de los ataque a tierra en los F-35. La Fuerza aérea también ve cancelados sus proyectos sobre un nuevo helicóptero de salvamento y rescate, al igual que se pone punto final al desarrollo del problemático helicóptero presidencial.

El escudo antimisiles recibe un ligero empuje para el sistema AEGIS y el SM-3. Pero el láser aerotransportado -un futurista proyecto que pretendía derribar los ICBM en su fase de ascenso inicial mediante unos láseres montados en 747s- es cancelado. Y el Sistema Interceptor por Energía Cinética es puesto a hibernar por una temporada.

Pero el rasgo más significativo viene dado sin duda por el aumento de los vehículos aéreos no tripulados: los drones. Afganistán e Irak se han convertido en el terreno de pruebas de esta nueva arma. Su desarrollo ha sido muy similar al de la aviación militar: primero se usaron sólo para reconocimiento, luego empezaron a realizar ataque a tierra y hoy empiezan a investigar seriamente las posibilidades de ataques aéreos.

El presupuesto de la Administración Obama prevé doblar el número de drones. Esto equivale a aumentar la fuerza de robots voladores hasta más de medio millar. De esa cifra, la mitad estarían constantemente desplegados a lo largo y ancho del globo. Es más -mucho más- que el total de aviones de muchas fuerzas aéreas. De hecho, los Predator y Reaper actualmente en servicio pasan de inmediato a ser considerados, a todos los efectos, fighters al mismo nivel que F-16s, F-15s, F-22s y F-35s.

También van en esa línea las nuevas investigaciones aeronáuticas. A día de hoy, las Fuerzas Aéreas estadounidenses gozan de una flota bastante heterogénea de Predators (200) y Reapers (30). La idea es, sin embargo, sustituir dichos drones por una nueva versión de los Predators, la C. Y esta versión, como apunta Stephen Trimble, está a punto de ver la luz. Con características furtivas, mayor rango de acción y mejores capacidades (incluyendo propulsión a reacción). La marina también está desarrollando su propio drone embarcado, el UCAS-D.

Esto implica que los ataques aéreos con drones van a ser cada vez más frecuentes. No va a suponer la eliminación total de las aeronaves tripuladas, pero es una clara apuesta por los robots. Quizás por eso, en Pakistán los Talibanes están dando palmas con las orejas. Los frecuentes ataques aéreos (siempre con drones) están desestabilizando el país mucho más y muchísimo más rápido que cualquier otro factor. Y más ataques significa más reclutas para su causa. De hecho, ya no saben ni cómo provocar a Obama para que les envíe los drones.


Photo: AP
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¿Tienes miedo? Esto funciona así. Primero haces aquello que te infunde temor y es luego cuando te entra el valor.


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