El Cuarto jinete ~ DEFCON 3

El Vaticano tal vez sea infalible al hablar de Dios pero cuando habla de los hombres se equivoca siempre. Es normal. Es como si yo me pongo a hablar sobre recetas vegetarianas bengalíes. Por si acaso alguien se lo pregunta; no, no tengo ni puta idea de cómo es la cocina vegetariana bengalí.

Igual ocurre con el clero vaticano. Los que dictan el cómo deben pensar millones de personas en todo el mundo sobre tronos de oro hacen mucho tiempo que dejaron de estar en contacto directo con aquellos a quienes adoctrinan. Además, a la luz de la Historia, la Iglesia tiene la habilidad de situarse una y otra y otra vez del lado equivocado. Y no aprenden. Y siguen cayendo en la misma piedra. Y siguen siendo un lastre del progreso científico.

El caso es aun más sangrante cuando hablan sobre sexo. ¿Qué se supone que sabe un prelado sobre el sexo si la castidad y el celibato son requisitos indispensables de su profesión? ¿O qué saben sobre homosexualidad? ¿O sobre abusos? Bueno, quizás de esto si que saben un poco.

Las últimas perlas vienen de tres lugares especialmente católicos: Latinoamérica, España y África. El primero contiene la mayor población católica del mundo, el segundo es donde más está decreciendo ésta y el tercero es donde más esfuerzos pone la Iglesia en captar adeptos.

En Latinoamérica las alarmas han saltado poco después de que un obispo brasileño excomulgara a la madre, los médicos y el personal sanitario que ayudó a practicar un aborto a una niña de 9 años. En Brasil el aborto es legal siempre y cuando se cumplan dos requisitos: que haya peligro para la madre y que haya habido una violación. En el caso que nos corresponde, se daban ambos.

También el aborto tiene que ver con el caso español. Aquí, los obispos españoles (en general, no sólo uno) han lanzado una campaña que pide la prohibición del aborto. Nada malo, cada cual que pida lo que quiera. Pero lo piden comparando la protección de la que goza el lince ibérico -especie autóctona, único felino gravemente amenazado en el mundo, menos de 200 ejemplares vivos contando los que hay en cautividad- con la que se ofrece a los embriones nonatos. Para ello ponen la imagen de una cría de lince y la de un bebé frente a frente.

No ha pasado sin protesta tampoco la noticia de un niño que ha salvado a su hermano de una vida llena de sufrimiento por la leucemia. El pequeño fue concebido genéticamente de modo que pudiera ayudar a su hermano. Un pecado terrible.

Finalmente, en África, el jefe de los obispos ha dado una lección magistral: “Condón malo, abstinencia buena”. Aparte de estar cargándose el trabajo de miles de voluntarios de ONGs, decirle a un continente que alberga el 12% de la humanidad pero el 60% de seropositivos conocidos es castigarlo a la destrucción y a una muerte lenta. Es algo cuanto menos imprudente en el mejor de los casos, puede que hasta carente de caridad y criminal en el peor, como dice Ramón Lobo en su blog. También expone un testimonio de una monja sobre el terreno:

He visto a misioneros y misioneras ejemplares repartir preservativos en hospitales y dar misas en lugares que si existiera dios se aparecería cada día porque allí no basta con un milagro. Recuerdo a una monja en un centro clínico de Ruanda. Le regañé entre bromas. “Madre; no sabe que el Vaticano tiene prohibido el condón”. Tras mirarme como si fuera un extraterrestre, replicó: “El 5º Mandamiento dice No matarás, y esto aquí es una cuestión de vida y muerte”. Cuando intenté seguir, me cortó posando su mano sobre la mía: “Si tengo que elegir entre el Vaticano y Dios yo ya he hecho mi elección”.

Si una monja dice que Dios no está en el Vaticano, habrá que creerla. Quizás ya va siendo hora de desmantelar el tinglado que hay montado en Roma, vender los tesoros que allí se guardan y dejar que la ONU y otros empezaran a hacer su trabajo en África.