Lecciones de Irlanda para Euskadi

Durante diez años, la resolución del conflicto de Irlanda del Norte ha sido un ejemplo a seguir. Un perfecto caso de cómo, dialogando y cediendo por ambas partes, se puede alcanzar la paz. En el último fin de semana, sin embargo, el IRA auténtico se ha empeñado en querer echarlo por tierra.

Primero fue la noche del sábado. Dos soldados (que iban a ser desplegados en Afganistán) murieron tiroteados en una emboscada en la puerta de su base. Otras cuatro personas resultaron heridas, incluidos dos repartidores de pizza que en ese momento entregaban la comida.

El IRA auténtico se responsabilizó de los ataques mediante una llamada a un periódico de Dublín. También dijo que no se arrepentía de tomar como objetivos a los soldados británicos (lógico) ni a los repartidores de pizza, por estar estos últimos “sirviendo” al invasor.

El segundo ataque se produjo 24 horas después, en la noche del domingo. Un policía resultó muerto de un disparo tras una nueva emboscada en el condado de Armagh.

Sin embargo, hasta estos dos ataques, el proceso de paz había resultado ejemplar. Desde el País Vasco los nacionalistas (pro-vascos) constantemente tomaban Irlanda como ejemplo de qué era lo que debía hacerse. Pero el bloque constitucionalista (pro-español) adolece de un defecto muy español: la impaciencia, la impulsividad, el actuar sin antes razonar.

No siempre es un defecto lo de ser impulsivo, pero en política sí lo es. Y los políticos españoles lo demuestran a cada momento que pasa desde hace siglos. En España muchas leyes salen espontáneamente a raíz de sucesos traumáticos para la sociedad y con el fin de mantener a la plebe contenta más que realmente legislar de forma justa. La doctrina Parot o el debate por la reimplantación de la cadena perpetua son dos casos muy significativos de ello.

En el caso del conflicto vasco, otro hecho en esa misma línea de legislación ad hoc es el de la ilegalización de los partidos de la izquierda abertzale. Mucho se habla en estos días sobre la más que posible pérdida del poder de los nacionalistas en el Parlamento vasco. De lo que no se habla tanto, o no se tiene en cuenta gracias a un silencio general, es de que la ilegalización de Batasuna es lo que ha hecho posible esto. De haber estado presentes los radicales, el resultado hubiera sido muy similar al de años pasados.

Otro de estos procesos políticos impulsivos fue la ruptura de las negociaciones de paz por parte del Gobierno de Zapatero tras el atentado de Barajas de 2006. En este último hecho, desde Reino Unido e Irlanda, Brown y Cowen han dado una lección a Zapatero de lo que debe hacerse en un proceso de paz. Como ya hicieron en su día Blair y Ahern tras Omagh. Paciencia, ceder y diálogo. Saber que habrá obstáculos importantes en el camino. Pero nunca abandonar a las primeras de cambio.



Foto: Reuters

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