NASA: suma y sigue

La pérdida de un satélite destinado a medir el nivel de CO2 en la atmósfera es sólo uno más de los recientes reveses que ha tenido la NASA. De hecho, la única alegría que mantiene la agencia es el pequeño Spirit. Aunque en principio se planeó como una misión de cuatro meses, el incansable robot sigue funcionando y enviando periódicamente información a la Tierra tras 5 años de misión. Hace unos meses una tormenta de arena estuvo a punto de inutilizarlo, pero consiguió recuperarse.

De los demás proyectos, mejor ni hablar. A los problemas técnicos con los transbordadores, se le ha unido la crisis financiera global, y una administración Obama que, aunque algo menos que su predecesora, busca recortar gastos por donde sea. Empezando por lo superfluo. Y obviamente, la exploración espacial es algo superfluo para los Gobiernos, a no ser que con ello se consiga gloria nacional.

El Congreso ya ha posado sus ojos sobre la agencia espacial y esta empezando a pedir cuentas de por qué sus proyectos tienen una media de retraso de 11 meses. Adelantar en un día el lanzamiento del Discovery no va a arreglar nada. Esperemos que no sea porque hay otro asteroide a punto de pasarnos al lado.

También está el tema económico, ya que hay una media de incremento del presupuesto en los proyectos de un 13%. O lo que es lo mismo, unos 1.100 millones de dólares. Eso sin contar con que pese a todo ese esfuerzo la NASA se quedará en dos años sin transbordadores hasta -si no hay retrasos- mínimo, 2015. Peor aun, Estados Unidos dependerá por tanto de los rusos para poder llegar a la estación espacial ISS.

Y todo esto justo cuando los chinos anuncian que lanzarán su propia estación espacial. Y que la usarán con fines militares.





Foto: NASA/Lockheed Martin