Los pequeños brotes verdes palestinos tienen forma de un cine, una feria y un record Guinness. Este último es correspondiente a la knafa más larga del mundo, un postre tradicional local que se ha visto correspondido de esta forma con la colaboración de 170 panaderos locales en la elaboración de 74 metros de dulce.
Sin embargo, como la knafa, la supuesta recuperación palestina puede ser tan dulce que empalague y no deje ver el todo. Cisjordania es sólo la mitad de la ecuación. La otra mitad vive sumida en la miseria del bloqueo israelí sobre Gaza. La ofensiva del pasado invierno ha dejado tras de sí tantos escombros que aun se va a tardar más de un año en limpiar la zona.
Es cierto que en Cisjordania las cosas van mejor. Cuando hace cinco años estuve en Nablus, la ciudad apenas tenía ofertas de entretenimiento. Los fines de semana eran para pasarlos en la terraza del hotel Jasmine mientras debajo se veían los jeeps israelíes haciendo redadas.
Hoy en día, sin embargo, la presión se ha aflojado. Los controles y las redadas ocasionales continúan, pero el checkpoint al norte de la ciudad ha desaparecido y los fines de semana son relativamente tranquilos.
Gran parte del mérito se debe a la nueva policía palestina. Creada con ayuda material y entrenamiento de la UE (en Jordania), los policías palestinos por fin cuentan con la disciplina y lealtad de un cuerpo policial. La eficacia de éstos a la hora de calmar los ánimos en las ciudades cisjordanas el pasado invierno mientras Israel atacaba Gaza sorprendió incluso a los propios israelíes.
Pero todo ello no es más que un espejismo que tarde o temprano acabará por explotar de nuevo. Israel debe levantar el cerco sobre Gaza. Y los asentamientos siguen estando ahí a escasos kilómetros de las ciudades palestinas con lo que los enfrentamientos, aunque mucho mas esporádicos (de más de 200 incidentes en 2004 a sólo dos el pasado año) se siguen dando. Como el protagonizado por los colonos que dispararon a un palestino hace dos semanas.
Lo peor de todo es que el gobierno de Binyamin Netanyahu planea seguir construyendo más asentamientos. Y eso pese a la oposición de la UE y Estados Unidos. Clinton y Obama han dejado claro que no aprueban ni el llamado “crecimiento natural” de las colonias.
Si la situación no mejora en Cisjordania y empeora cada vez más en Gaza, no hay solución posible. El Fondo Monetario Internacional ya ha pedido una mayor libertad en Cisjordania para que los palestinos puedan levantar el vuelo. De hecho, cada vez son más las voces incluso en el propio Israel que claman contra las acciones de su gobierno, como los soldados que han denunciado abusos en la guerra con Gaza.
Al otro lado del muro, tampoco ayuda que Fatah se haya acomodado en el poder y cada vez se parezca más a un gobierno déspota árabe. El último ejemplo ha sido el cierre de las oficinas de Al Jazeera (algo que ni siquiera Israel hizo en Gaza) por emitir en una entrevista unas declaraciones de un invitado acusando a Abbas de participar en la muerte de Arafat. Democrático, cuanto menos, no lo es.
Nablus from the Yasmine hotel, 2004.
Photo: me
Did you like it? Share it
Twitter
Facebook
Flickr
Posts
No comments:
Post a Comment