Lo peor que le podría ocurrir a Estados Unidos en Afganistán no es perder una batalla, sino perder la moral y la confianza de los afganos. Por eso, el secuestro de un soldado estadounidense confirmado por los Talibanes es un golpe considerable. La situación recuerda a la del soldado israelí Gilad Shalit. Pero este chico está mucho más lejos de su casa que Shalit.
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