Las cien y una noches de Netanyahu ~ DEFCON 3

El gobierno de coalición israelí acaba de cumplir sus primeros cien días y para celebrarlo, Human Rights Watch les ha obsequiado con un informe de denuncias de crímenes de guerra cometidos en la pasada campaña de Gaza. No es que el ejecutivo de Netanyahu dirigiera la operación -aunque sí uno de sus socios, Barak, que sigue en el mismo cargo al frente de la cartera de Defensa-, pero son de los que la apoyaron. Incluso alguno que otro (Lieberman) pensó que se quedaron cortos.

No obstante, en los tres meses que llevan Bibi, Libi y Barak al frente del país, poco ha cambiado. Por parte de este último, era de esperar que así fuera. A fin de cuentas, el ministro de Defensa conserva la cartera que tenía en el anterior ejecutivo. Para él es como si no hubiera cambiado nada.

Bueno sí, un pequeño detalle: que ahora ejerce también como ministro de Exteriores. Barak es quien lleva la iniciativa en las relaciones entre Estados Unidos e Israel. Lo que en un principio debería ser trabajo de Lieberman, ha acabado en manos del veterano político laborista. Libi, al parecer, era demasiado radical para el cargo.

Lo cierto es que Avigdor Lieberman debe de ser el ministro de Exteriores con más tiempo libre de la zona. Y eso pese a ser israelí. De todas las promesas que hizo al asumir su responsabilidad sólo ha cumplido las menos importantes, como acudir a las reuniones a las 7 de la mañana o burocratizar el ministerio. Del resto, apenas nada.

De la recepción que Mubarak le había ofrecido no ha vuelto a saberse y sólo ha visto el Cairo en las postales que mandan otros funcionarios. Jordania sigue boicoteando también a Lieberman y ha tenido que ser el Shimon Peres quien viajara a Amman y el Cairo. Sus encuentros con los homólogos franceses, rusos o de otros países occidentales han acabado siempre en ofensas, despropósitos o malentendidos con éstos.

Lo peor sin embargo es el caso de Estados Unidos. Nada ha hecho en las relaciones con Estados Unidos salvo incendiarlas más aun de forma periódica con sus declaraciones; o incluso con sus acciones. De hecho, si hacemos caso de las bromas de los diplomáticos estadounidenses, su relación con Hillary Clinton no podría ser peor:

His meeting with Secretary of State Hillary Clinton was described as a disaster. Clinton was reportedly offended by Lieberman's comments during the press conference and when she later accidentally fell and hurt her hand, Washington diplomatic circles joked that "she was pushed down the stairs by Yvet," according to a senior U.S. official, who referred to Lieberman by his nickname.

Hasta ahora el único proyecto visible de Lieberman ha sido su obsesión de los últimos años: Irán. Dentro de nada, el ministro de Exteriores israelí comenzará una gira por Latinoamérica para contrarrestar la influencia del país persa en la región.

De hecho, Irán puede considerarse también como el único proyecto visible del gobierno de Netanyahu en bloque o cuanto menos a lo que dedican más esfuerzos. Los israelíes llevan meses amenazando con un ataque preventivo sobre las plantas nucleares de los ayatolas, algo que podría desencadenar un desastre regional a muchos niveles. Pero a Lieberman y Netanyahu eso no les importa. Comparten el mismo deseo enfermizo de ver eliminada del mapa la amenaza de un Irán nuclear y poco les importa lo que piense Obama al respecto.

El ejército ha efectuado decenas de simulacros, incluyendo maniobras aéreas y juegos de guerra con un objetivo claro -los persas- que ni se molestaban en ocultar.

Esta semana, un nuevo escenario se ha abierto paso al saberse que un submarino israelí cruzó el canal de Suez camino del mar Rojo -a tiro de piedra de Asia central-, en pleno día y sin sumergirse. Para que Irán, Estados Unidos y el mundo vieran claramente que las armas estratégicas de Israel apuntaban cada vez más al país de los ayatolas. Una alternativa a sumar a las ya sabidas para un posible ataque.

Ante esta escalada Estados Unidos ya advirtió a Israel de que no aprobaba un ataque preventivo, pero según declaró el vicepresidente Biden el lunes, tampoco son quien como para prohibir expresamente a los israelíes nada. No dan luz verde, pero tampoco la roja.

Con el panorama actual en Irán, sumido en el caos post-electoral, Ali Larijani ha responsabilizado directamente a Estados Unidos de cualquier ataque que provenga de Israel por no mostrar una respuesta más enérgica. No es el único. Arabia Saudi también les juega el agua a los israelíes y da luz verde a una posible escaramuza.

En principio, Obama ha pedido paciencia a Netanyahu -y no al contrario, como apuntan los medios en Israel- hasta fin de año para ver los resultados de las negociaciones con Irán. Está por ver si Bibi se la va a dar o, al estilo Lieberman, empujará de nuevo a Estados Unidos escaleras abajo.